Delibes, coartado en su libertad de expresión a la hora de denunciar la postración del medio rural castellano desde el periódico que dirige, El Norte de Castilla, busca las vueltas a la censura y escribe esta novela, «Las ratas», una visión descarnada y trágica de la tierra y las gentes de la Castilla de mediados del siglo pasado.
El clima, el medio geográfico y la inmutable estructura social determinan de modo decisivo -como el inapelable destino en las tragedias clásicas- el ser y el existir de los vecinos del villorrio de la novela, cuya pobreza, en algunos casos, les obliga a tener que alimentarse de ratas de río para sobrevivir.
Entre todos los personajes del relato, elementales y broncos, surge la milagrosa figura del Nini, niño que sabe de la naturaleza y su entorno más que nadie y cuya candidez se eleva por encima de la sórdida realidad que le rodea.
Como un auténtico símbolo del bien sobre el mal, de la pureza contra la miseria y la astucia, el Nini se erige en el único bastión contra la tragedia que se cierne y acaba desencadenándose sobre el pueblo y sus habitantes. El Nini es, sin duda, una de las más señeras creaciones salidas de la pluma de Delibes.