El entrañable protagonista de esta novela, don Eloy, repite una y otra vez que le ha salido la «hoja roja» en el librillo de la vida, aludiendo a la hoja de ese color que aparecía antaño -años cincuenta del siglo XX- en los «librillos» de papel con que los fumadores liaban sus pitillos, y que significaba que las hojas estaban a punto de acabarse. Bien con esta expresiva metáfora, bien con la cantinela de que «la jubilación es la antesala de la muerte», don Eloy, jubilado, viejo y olvidado de su único hijo, comparte su soledad con una criadita de pueblo, la Desi, que acaba de perder asimismo a la única persona a quien se sentía ligada en su vida y que, por tanto, se encuentra tan sola y desamparada como el viejo.
Don Eloy y la Desi protagonizan un desolador relato en torno a la vejez, la soledad y el desamparo, aunque matizado, como siempre, con la ternura, el comedido lirismo y el humor balsámico que Delibes imprime a sus más patéticas historias.