Un jubilado sexagenario encuentra un día, en una revista de la sala de espera de un médico, el anuncio de una viuda de 56 años que pide cartearse «con caballeros de hasta 65 y de similares características» a las que de sí misma expone. Eugenio Sanz Vecilla hace suya la propuesta y comienza una correspondencia entre ambos, si bien la novela sólo recoge las misivas del protagonista.
Estas cartas van desvelando, poco a poco, la cicatera personalidad y el pasado y presente de un solterón egoísta y redicho, pagado de sí mismo, sensiblero y sin más conocimiento de la relación amorosa que los equívocos ensueños que el intercambio epistolar le va produciendo. La historia terminará con una sorpresa final maliciosa y quizá un tanto cruel, que si bien nos recuerda las aventuras y noticias al uso relacionadas con el corazón, nos deja el amargo sabor de boca de la soledad humana y de la difícil relación entre las personas.